sábado, 3 de febrero de 2018

LA DANZA COMIENZA: DE FILADELFIA A BOSTON




El otoño llegó y con él uno de mis propósitos más deseados, los viajes, sus hazañas, sus ilusiones, el deambular por las cales, el disfrutar, el sorprenderme, en fin, todos esos placeres que me invaden de pies a cabeza con el dinamismo de las ciudades que voy a conocer: Boston y  Nueva York.

Me gusta la idea de hacer escala en Filadelfia, es la mayor ciudad del estado de Pensilvania. Momentos antes de aterrizar me llama la atención desde el avión la cantidad de casas adosadas, hileras de ellas y de construcciones preciosas, el rio y los canales con amplios entrantes de mar y con muchos pantanos a su lado. Son mareas de agua que me sorprenden muchísimo y me encantan. Filadelfia que significa “la ciudad del amor fraternal”, una  ciudad que habrá que visitar en otra ocasión.

De momento mi amiga y yo pasamos dos horas en el aeropuerto, ella leyendo historias y yo pensando en cómo contarlas, sumida en mi vida interior, observando a la gente en el ir y venir, fascinada y vital, recorriendo las tiendas del aeropuerto Dutty freee y mirando los souvenirs como en una danza compartida con todas esas personas, pensando tan sólo que yo soy la protagonista de mi libro, de mi historia. No me da tiempo de leer porque mis reflexiones son como un irrefrenable impulso abrumador que alimenta la pasión y satisfacción que me concede el placer de viajar y abrirme a ese mundo nuevo y americano.

Todo ello después de tomarnos ese café americano el primero  y el último, en un recipiente tan grande como las coca-colas, a unos 90º, aguado, flojo e imbebible y en el primer sorbo acaba en la papelera. Nos preguntamos dónde están nuestros cafés italianos, esos que nos enriquecen el ánimo, alma y espíritu. No tardaremos en descubrir los Starbucks, pero ahora sale nuestro avión a Boston.

Tengo muchísimas ganas de encontrarme con mi prima, una joven alta, guapa, simpatiquísima y arquitecta, con el brillante futuro laboral que le ofrece esa ciudad, aunque a veces el trabajo les absorbe, los sueldos son envidiables, pero muchas veces llegan a cansarse y agobiarse de la exigencia. Pero como en casi todos los trabajos y además mucho menos remunerados.

Me imaginaba la bienvenida cuando se abran las puertas de salida en el aeropuerto, mi prima y su novio americano con ojos negros que exhiben el brillo de la generosidad, mejor educación y la viveza de un hombre inteligente que es. Pensaba en esas personas que te esperan cuando se abren las puertas y te esperan con carteles “welcome Boston” and “love you”…pero no…

Hay que añadir que al hacer escala en Filadelfia ya no veníamos en un vuelo transcontinental y directamente nos plantaron cogiendo las maletas en una cinta cerca de la puerta de salida a la calle. Salimos y solo un señor con un cartelito buscando una persona que no era yo…

Finalmente ahí mi nombre, me di la vuelta y me encontré la dulzura y alegría en el rostro de mi prima. En segundos recordó sus escasos ocho días de vida, era una niña preciosa de ojos azules, ahora es una mujer de 35 años igual de guapa, con poderosa vitalidad y valiente ante este mundo tan lejos de casa.

Nos alargaron el recorrido a casa para disfrutar del primer contacto nocturno con la ciudad, simplemente precioso, tanta luz en los edificios parecían luciérnagas diminutas, me parecía estar en un sueño viendo aquel escenario aquella ciudad de las más antiguas de Estados Unidos, además de ser la más grande del estado de Massachusets. Cruzamos el rio Charles y por céntricas y grandes calles llegamos a Cambridge, hogar de acogida hospitalaria de mi prima y su novio.


El apartamento es romántico y adorable, cálido, con un enmoquetado agradable y limpísimo al igual que el gran ventanal. Dispusimos la mesa para la cena y entre el cansancio, el estómago lleno, el vino y la conversación, dimos las buenas noches a nuestros anfitriones.

El primer día despertamos muy pronto, debíamos estar con el jet-lag y para espabilar a los dormilones puse la canción de Frank Sinatra “Fly me to the Moon”, no hay mejor forma de sentir el lugar en el que estamos.

-HARVARD-


Nuestra primera visita fue a la universidad de Harvard y el campus. Personas de gran nivel y de todas partes del mundo estudian allí. Se respira cultura, educación, belleza, mucha belleza porque es el mes de noviembre, las hojas de los arces del campus cambian de color y el espectáculo es auténtico, admirable y mágico. La otoñada de más colorido y seducción que haya visto nunca ¡¡hermosísimo!!

Los jardines están rodeados de edificios, la Universita Hall y la famosa estatua de John Harvard, rodeada de estudiantes y turistas haciéndose fotos. Vimos la biblioteca principal, las Wineder Library. El resto de edificios son colegios mayores y la Tercentenary Theatre, que es el lugar dónde hacen las ceremonias de graduación.

No sé decir el tiempo que había pasado desde el desayuno pero ya estábamos dispuestos a recuperar fuerzas con un tentempié, le “brunch”. Emocionada y encantada en aquel local repleto de gente. Los mostradores y estanterías eran como una magnífica obra de arte, los dulces y bollería diversa con un aspecto impecable, nos enamoraban sólo de verlas, pero el brunch no es un desayuno habitual, se puede comer huevos, salchichas, tocino, bollos, frutas, carne, marisco, sopas, tostadas, chocolate, tortitas y en fin todo un mundo gastronómico y calórico porque aunque existe el brunch vegetariano doy fe de  que de momento ninguna mesa tenía ese menú. Nos costó decidir entre tanta pasión culinaria y finalmente optamos por un gran cruasán con huevo frito y ensalada, un sándwich con pollo, beicon y un par de cosas más desconocidas al paladar acompañado de zumo, café, tostadas con mermelada de arándanos. Y como no alguna exquisitez dulce.


Bien de proteínas compartidas en una buena mesa, de ambiente animado, delicioso, elegante, el menú vegetariano tendría que esperar y para el bloody  Mary tampoco nos pareció que fuera la hora apropiada.

Dejamos Cambridge para pasear por Charles Street, una de las calles principales de Boston, la preferida de mi prima y no es extraño porque tiene su misma clase. Las casas y los edificios son preciosos y encantadores, cuando pensaba en esta ciudad no la imaginaba tan refinada, tan bonita, tan distinguida, tiene un aire de seducción y una limpieza esmeradísima.

Paseamos por el Public Garden, hasta el Boston Common, uno de los parques más frecuentados y  que está lleno de personas haciendo footing, la gente de este país tiene una afición enorme a este deporte. Hay una laguna que divide en dos el parque y mi prima nos explica como en invierno lo ha cruzado caminando por la espesa capa de hielo. Es un jardín público precioso, lleno de ardillas comilonas que encandilan y atraen la mirada de todos, varios senderos con sauces enormes, palomas, gorriones y entre ese paseo te sorprenden los majestuosos rascacielos. El cielo es azul y no  paro de hacer fotos, es una invitación de la vida a disfrutar de esa maravilla natural en pleno corazón de Boston.


Llegamos al 84 Street Hill, ahí está el bar donde se rodó la serie “ Cheers” una comedia con mucho éxito de audiencia que consiguió 28 premios EMMY. Nos dimos una vuelta por el bar con mucho ambiente y por supuesto visitamos la carísima tienda de souvenirs de la serie rememorando así los días de la tele y en mi cabeza sonaba la canción de la banda sonora que dice algo así “es hora de vivir en este bar, donde la gente se divierte y encuentra amigos de verdad, es tu familia,…” y de la mano de la mía, prima y novio, continuamos aquel agradable descubrimiento de ciudad.

Hicimos una parada en el Massachusets State House que es la sede del gobierno y se le reconoce por su cúpula dorada. Las vistas son preciosas al Boston Common y al elegante barrio de Beacon Hill.


Ahí mismo cogimos el recorrido del Freedom Trail (sendero de la Libertad de Boston) es una línea de ladrillo rojo peatonal que pasa por el centro de la ciudad y una manera fácil de visitarla y ver los monumentos importantes pero nosotras seguimos los pasos de nuestros cariñosos anfitriones y mayor sorpresa fue encontrar un cementerio al lado de esas moles de edificios, es el Old Granary Burying. Lugar donde reposan algunos de los héroes bostonianos. La ventaja de hacer la visita con la familia es que te enseñan lugares como el edificio en que que se rodó otra serie “Ally Mcbeal” me encantaba esa serie porque Ally expresaba sus sentimientos a través de las canciones de Vonda Shepard y yo me veo muy reflejada en esa música y esos ritmos y como en una peli, estábamos en un pub cercano de estilo irlandés y disfrutamos de unas cervezas con esta canción de Vonda “This old heart of mine” ¡No podíamos estar más a gusto!

Recorrimos todo el encantador barrio de Beacon Hill, es un barrio pequeño que enamora con sus calles adoquinadas, preciosas casas adosadas y las entradas que están iluminadas por farolas de luz de gas. Los árboles cerrados por vallas de metal, las fachadas con hileras trepadoras altísimas, cafés con pequeñas puertas y coquetas terrazas, jardines y escaleras de acceso a las casas repletas de calabazas por la pasada celebración de Halloween que las mantienen hasta la Navidad.

Hay comercios antiguos pero elegantes con los escaparates y los cristales limpísimos, calles tranquilas, estrechas llenas de hojas otoñales, encantadoras y, mientras mi prima y su novio saludan a un amigo griego “Jai” mi amiga y yo nos hacemos fotos en la bonita y decorada escalera de una de las casas del barrio. El sol se escondía tímidamente y nosotros ya conocíamos la mitad de la ciudad.

Tiendas de todo tipo, hoteles y bares preciosos, tendencia de moda, pero aun  con todo eso se respira una sensación de ciudad tranquila. Hacemos parada en un local grande y muy luminoso para comer una hamburguesa y una ración de patatas fritas. El lugar debía ser muy conocido porque estaba a rebosar. Sin duda la agudeza del novio de mi prima sabía dónde nos tenía que llevar.


El Old State House es la casa en la cual se leyó por primera vez en público la Declaración de independencia. Nos reímos muchísimo por los personajes que van vestidos a la moda de la época, así como en  1.700, ahí estaba yo, con pluma en mano y sombrero en la cabeza ataviada para la foto cómica, desternillada de risa.

Llegamos al Mercado de Quincy, un lugar muy turístico, precioso, vibrante, la calles está repleta de artistas callejeros que animan el ambiente y lo recorremos impresionadas, husmeando cada puesto a nuestro paso. Bogavantes, langostas, camarones, ostras se exhiben en los mostradores a pocos pasos del puerto. Ensaladas, pizzas, helados, sándwiches, las dichosas sopas asiáticas con larguísimos fideos y las tiendas del exterior, hacen que sea un lugar bullicioso y lleno de energía y el espacio ideal para distraerse, comer o comprar. La próxima vez comeremos un bocata de langosta…

En pocos metros nos encontramos en pleno océano Atlántico, ya estábamos en el puerto dando un tranquilo paseo por el muelle con bonitos embarcaderos donde salen ferris para los avistamientos de las ballenas y para ir a las islas. Está repleto de buenos restaurantes y con unas bonitas vistas sobre el Downtown de Boston. Sin duda es una ciudad muy bonita para visitar en cualquier época del año, ver las ballenas y las Long Islands en verano.

Caminando por el Freedom Trail atravesamos una placita con la estatua ecuestre creo que de Paul Riviere y vemos de fondo la torre blanca de la iglesia The Old North Church, la más antigua de la ciudad. Es como un viaje en el pasado, como ver una película cargada de historia, en ella se hizo la primera gran declaración pública contra la esclavitud. Pudimos hacer muchas fotos sentadas en aquellos cubículos cerrados, arrepintiéndonos de nuestros pecados con libro en mano. ¡¡Sorprendente!!


Continuamos por esas calles viendo cosas relacionadas con la Revolución Americana, sin duda maravilloso para quienes nos gusta la historia.

Prosigue el recorrido por North End o el Little Italy, me encanta el aroma a comida italiana que sale de los restaurantes. Otro barrio maravilloso y como más europeo. Aquí hay dos de las mejores pastelerías de la ciudad y nuestros guías no quieren que perdamos detalle y nos acercan a ver Mills, la fila es larguísima porque la gente compra tanto para comer allí como para llevarse a casa.

Pasamos por la casa de Paul Riviere, es el edificio más antiguo de Boston, los turistas estábamos disfrutando del mismo recorrido.

Nos sentamos en una cafetería muy bonita, Caffe Paradisso, el lugar ideal para saborear un buen expreso, un gelato de nube y un delicioso canoli siciliano. En mitad de la gran ciudad una pequeña, Gran Italia, que nosotros tenemos tan apegada al corazón, más aún cuando la decoración está enmarcada en murales grandes de la Costa Amalfitana por la que nosotras hemos viajado y disfrutado tanto. Suena  la música evocadora “volare…Cantare…” Cada espacio una canción apropiada y como Ally Mcbeal, la música vuelve a ser protagonista de la banda sonora de mi vida.

Llegó la noche y refresca, hemos viajado entre historia, escenarios de películas, hemos comido y reído, hemos hecho fotos y nos hemos fascinado en cada visión. Y lo mejor hemos disfrutado de las atenciones generosas y cariñosas de mis primos. El taxi nos acerca a Cambridge, se hizo la hora de la cena. Bajamos las escaleras del restaurante en el que habíamos hecho reserva. Era grande y estaba a rebosar, mientras esperamos a mesa, veo pasar delante de mí enormes raciones de algo que no sé que es, pero tampoco lo adivino porque los platos están cubiertos con muchas patatas fritas. Nosotros cenamos estupendamente al lado del escenario y con música en directo. Me notaba feliz, no podía estar mejor acompañada en esos momentos.

Nuestros pasos nos llevaron casa y al acostarnos recibimos las amenazas cariñosas de nuestra hospitalaria pareja para que no nos despertemos antes de las 8 de la mañana. Ya se sabe el Jet-lag.

Continuará...


sábado, 7 de noviembre de 2015

CAMPOS DE LAVANDA. LA PROVENZA


Esta vez,  a través de mis ojos podéis viajar para ir sin pretextos al destino de los colores, aromas, pueblos de piedra, montañas, sol y rincones que artistas como Vincent Van Gogh y enamorados del lugar como Picasso plasmaron en sus pinturas, lugares tan coloristas como campos que estallan del color de la lavanda en flor y elegantes girasoles. 



La primera ciudad que visitamos es Nimes, no alargamos la estancia pero una vez instaladas en el hotel nos lanzamos a eso del asombro y el encanto de descubrir un nuevo lugar rumbo, con nuestro coche, hasta el centro histórico. Es una ciudad con muchos restos de la época romana y se conservan en muy buen estado, entre ello el "Arena de Nimes" dónde aún se celebran espectáculos taurinos. Tras nuestro asombro ante el anfiteatro, continuamos nuestro paseo, las calles están llenas de pequeñas tiendas de artesanía y paso a paso llegamos hasta la Maison Carrée, es el nombre que recibe un templo romano situado en el centro histórico de Nimes. 


De pronto la animación es bulliciosa en aquel bonito bulevar, es un rincón precioso en una jovial ciudad en la Provenza francesa. Nos sentamos en una terraza a cenar en una cálida noche de verano. Encuentro delicioso mi tiempo con un café escuchando la explicación evocadora de mi amiga y sus conocimientos en historia, mientras observamos las perfectas líneas rectas de las columnas corintias de uno de los templos romanos mejor conservados. Es un lugar dónde originalmente se encontraba el foro de la población y nosotras viajando con una preciosa luna llena.
Nos encantó y sorprendió muchísimo la ciudad de Arles, tanto que resulta difícil explicarla en pocas palabras, no se espera uno encontrar un edificio como el Arena de Arles en pleno casco antiguo cerca del río Ródano, es similar al Arena de Nimes o el Coliseo de Roma, se utiliza para mucho tipo de eventos, sobre todo las corridas camarguesas porque en esta zona de Francia hay mucha tradición taurina. Este coloso está rodeado de casas de estilo provenzal, rincones hermosos y pintorescos, preciosas calles repletas de tiendas con productos de lavanda y de cafés y justamente ahí en uno de esos cafés de estilo romántico "Le Café le soir" es imposible no sentir la presencia de Van Gohg, ese gran pintor y su legado en la Provenza francesa. 


A pocos pasos nos encontramos un colorido mercado: queso, antigüedades, telas típicas, productos provenzales, hierbas y especias de la región, colores vivaces, situado en la calle dónde se recibe alegre a quien llega a la ciudad. 
Callejeando es cuando se descubren los encantos que tan famosa han hecho a la Provenza. Espacios que nos fascinan, lugares por los que han pasado grandes genios plasmando la belleza en sus pinturas. Disparo fotografías preciosas a orillas del Ródano, fotos de instantes alegres, de risas, fotos de tiendas exquisitas, de fachadas llenos sus balcones de macetas con flores, fotos siempre protagonistas de bellos tesoros. Es entonces cuando te relajas y sientes el olor a lavanda, sabores en ese restaurante que ofrecen platos regionales provenzales, elegimos con sencillez y mientras comemos en la plaza hay un músico que nos ameniza con su acordeón. 
Continuando nuestra ruta admiramos la llanura de estanque de La Camargue, llanuras de arena, agua y tierra. Llegamos a Avignon, circulando por el perímetro de sus murallas y ya se siente la ciudad con un encanto especial. La Plaza Pie, el Palacio de los Papas, el Puente Saint Bénecet el casco antiguo, todo un conjunto de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Llegamos en un caluroso día de julio, el río Ródano es espectacular en su amplitud. Toda la ciudad acoge en ese mes el Festival de teatro, comedia y música que desfilan por las calles y plazas, el ambiente es excepcional, somos dos turistas en una fiestas y como en todas la ciudades de la Provenza, hay muchas terrazas y restaurantes con ambiente alegre, animado, mediterráneo...el viaje que nos llevará hasta el mar y en este recorrido el cielo azul intenso es la fascinación de la naturaleza y el deleite prolongado y vivaz de los campos de lavanda. 


Encontramos muy diverso el paisaje, metidas por las carreteras de montaña, pueblecitos sobre peñascos, bosques de encinas, fresnos y romeros. Carreteras que serpentean entre rocas calcáreas, que protegen a los longevos olivos. 
Saint-Remy en Provence nos resultó un lugar precioso, esencia y poema a la Provenza, salvo porque es el lugar de nacimiento de Nostradamus o el lugar preferido por Carolina de Mónaco no hay nada que hacer excepto ver el pueblo con su encanto, tomar un café o presenciar la vida refinada por la calle y los comercios. Huele por todo el pueblo igual y en el campo el viento mueve lentamente el azul de la lavanda. 
Nuestra siguiente parada es Gordès, la necesidad de defenderse de invasiones y ataques de enemigos hacen que este pueblo esté sobre un empinado roquedo, está considerado como uno de los pueblos más bellos de Francia, nos encanta con su castillo y fortaleza medievales. 
Esta ruta finaliza en la Abadía de Senanque, el ritmo es tranquilo en este lugar del mundo, a pocos metros admiramos el conjunto monástico en el que habitan los monjes cistercienses. Pero la belleza típica que lo rodeas podríamos decir que es "casi magia", un increíble campo de lavanda en un maravilloso florecer. Gozamos absortas de la bonita panorámica y esta vez caminamos entre sus largas filas florecidas, hacemos fotos, olemos la flor y el encanto del lugar hace que llenemos de aire los pulmones y como en un suspiro en ese respirar deseamos que esta visión nos perdure siempre y a través de mis ojos os digo que es un auténtico paraíso para los apasionados de los bellos paisajes de este planeta. La contemplación es lenta y placentera inmersas en el azul de enorme campo de lavanda como si fuera una lección de ciencias naturales, como una meta turística a la que hemos llegado. 


Y volviendo a nuestro coche serpenteamos la carretera pensando en ese paisaje camino de la costa azul, si queréis seguirnos también lo veréis A TRAVÉS DE MIS OJOS










domingo, 3 de mayo de 2015


CARCASONNE  “UNA CIUDAD DE CUENTO”


Carcasonne, al sur de Francia, es una preciosa ciudad fortificada, con rincones inalterados por el tiempo, la ciudad de los cátaros, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y el lugar donde pasaremos unos días conociendo como se vivía durante uno de los periodos de la Edad Media.
Hicimos nuestro viaje en coche, entrando en Francia por Irún y lo terminamos saliendo por La Junquera, hasta Rosas, Ampuria Brava, Cadaqués y Tossa de Mar. Continuando en dirección noroeste hicimos parada en una estación de servicio, habitual en nuestras rutas, café y comprar música, para que la experiencia de viajar haga ameno nuestro itinerario y con ella permitirnos admirar el paisaje en estos tramos tan bellos del  norte. TOULOUSE, primera parada en tierra francesa.
Es fácil entender porqué la llaman la “Ciudad Rosa” es por el color dominante en los edificios antiguos hechos con ladrillos vistos y eso la hace un tanto pintoresca. El Canal de Midi, es una ría navegable, une el río Garona en Toulouse con el mar Mediterráneo y se construyó para unir el Atlántico con el Mediterráneo.  En barco, en bicicleta, paseando, es un viaje precioso a través del Languedoc y un lugar dónde degustar los vinos franceses de esta región.
El hotel era encantador, un edificio rodeado de hiedras y jardines. Sencillamente elegante en sus decorados interiores, la chimenea del salón bar, el comedor afrancesado, el pasillo alfombrado y aquella habitación con esa terraza a ese fabuloso jardín pletórico de rosas tan bien cuidadas. Si la ciudad era de cuento, despertar ahí cada mañana era estar en un plácido sueño, como sumergida en un aura romántica paseando por el jardín de la terraza.

Carcasonne era un viaje que nos suponía como un regreso al pasado, era como aquel Exin-castillo que montaba por piezas mi primo de pequeño, un escenario de novela en el que imaginábamos batallas medievales, viajar en el tiempo por el Paseo de las Lizas con 52 torres de las dos murallas cruzadas, campañas militares para poner fin a la herejía cátara, objeto de persecución sangrienta que acabó con ella, la iglesia de los “bons hommes” considerada herética.
La entrada principal a la Cité es por la barbacana de San Luis, entramos en la ciudad amurallada a través del puente levadizo en la puerta Narbonesa salvando el profundo paso. La calle de Cros-Mayneville nos encantó, cruza la ciudad y conduce hasta el Castillo Comtal. Está llena de tiendas típicas de la región, telas, chocolates, lavanda, artesanía…y siguiendo nuestros pasos descubrimos la Plaza Marcou. Todo son pequeños restaurantes y terrazas en un marco que te transporta a un mundo que ya sólo constaba en nuestra animación de dibujos infantiles y que ahora visualizábamos encantadas y sumidas en nuestro propio cuento. Nos sentamos en una terraza para tomarnos un vino francés, excelentes en esta zona y seguir la curiosidad de ver y disfrutar este especial lugar. 

Agradecimos las cuatro gotas de agua primaveral que nos refugiaron en el bar tan típico ideado al ejemplo de la época, porque allí conocimos a Philip y François y la tarde nos mantuvo ocupadas explicando que éramos riojanas y no de Barcelona y el elemento principal, el vino nos dio mucho juego…

Cada mañana después de nuestro desayuno en aquel acogedor hotel y nuestra bonita mesa adornada con flores frescas, cogíamos el coche para conocer los alrededores y salir de la citté, ya en carretera nos hipnotizaba la magnífica posición panorámica de ese lugar tan pintoresco.
MINERVE: es uno de los pueblos medievales más bellos de Francia clasificado con el sello de calidad. Nos llaman la atención  aquellas profundas gargantas por donde pasa el rio, barrancos, rocas calcáreas y cuevas refugio principal de los cátaros. En esta región se dice que se desarrolló el primer viñedo galo.
Otro lugar de merecidísima visita fue el Claustro de la abadía de Saint Papoul y mientras recorríamos esas cortas distancias diarias, la primavera nos daba la bienvenida a esas tierras con cunetas plagadas de amapolas y a ambos lados de la carretera los típicos y refinados chateaux representando la clara huellas del lugar…
Alet les Bains, Gorges de L’ Orbieu, sitios de belleza natural, las esclusas para ver pasar los barcos por el Canal de Midi, todo surge en un ambiente activo y diverso como en el tiempo de los cátaros.
Limoux, es un bonito lugar y su carnaval es el más largo del mundo y siguen tradiciones que datan de 400 años, Limoux  tiene reputación por su vino espumoso, el más antiguo de Francia y como anécdota, los lugareños nos contaron que fue robado por Dom Perignon, que llegó a crear el champagne. Por eso dicen que es sustituto del champagne de muy alta calidad. Siento no poder trasmitiros esta delicia  A TRAVES DE MIS OJOS pero os recomiendo beberlo. Y por cierto el carnaval comienza el 15 de enero y dura diez fines de semana.
Las fotografías de la tarde en Carcasonne son preciosas, paseando por el impresionante Puente Viejo, es de piedra de doce arcos y forma parte del Camino de Santiago en Francia.
Dejando atrás el país de los cátaros llegamos a Narbona que hasta el fin del imperio romano fue una de la ciudades más importantes de la Galia que permitía enlazar Italia y España.
Os aconsejo esta ruta turística y monumental, un lugar hermosos con unos paisajes de cuento: castillos, viñedos y pueble medievales. La belleza siempre es un buen escenario y yo os lo trasmito en otro viaje como de otro tiempo A TRAVES DE MIS OJOS

jueves, 18 de septiembre de 2014

Mirador de Herce

 
Atrás queda la Romería del mes de mayo a la Ermita del Salvador y a estas alturas de septiembre puerta del otoño, brilla la luz en un cielo azul en el privilegiado mirador del castillo de Herce.
Una antigua torre-fuerte del S. XIII  que se asoma, me atrevo a decir, a la mejor vista del valle del Cidacos.


Nada queda misterioso, todo se abre y la vista solo sirve de deleite e inspiración, un escenario saludable al Valle rico en naturaleza poblada de olivares, almendros, viñas, frutales y hortalizas y el río serpenteante que lleva el nombre del valle: Cidacos.
Disfruta del paseo que te eleva entre tomillos, romeros, pinos, lirios y espliego dependiendo de la época del año, párate en la Yasa Valeros y escucha el canto de los pájaros...
Sitúate en el Mirador e imagina la historia y la época que confirmaba la ruta de los romanos de Calagurris a Numancia. Permítete encontrarte con toda la esencia del lugar, mirar pueblos vecinos Arnedo, que, Autol, Préjano, la ermita de Peñalba en Arnedillo y las vecias Santa Eulalia bajera y somera.
Reserva espacio como si después de una comida lo guardases para un buen postre para distraerte en el icono de este valle: Peña Isasa.
Deja hueco para un día volver a visitar la ermita en cuyo interior conserva un relieve que representa al Salvador en su Ascensión de estilo romanista del año 1616. Cada año el domingo anterior a la Ascensión los vecinos de Herce celebran en este lugar una alegre romería.
Al asomarte verás la Vía Verde del Cidacos, la antigua vía de ferrocarril con algo más de 30 kilómetros que recorre el valle desde Calahorra hasta Arnedillo.
Ya tienes el dibujo y la fotografía más hermosa, desde allí descubrirás el mejor retrato y la experiencia de disfrutar del magnífico espectáculo que ofrece la naturaleza.
No importa la estación, la  visión y el conjunto de la misma siempre es generoso. Las extraordinarias vistas son como una melodía en la que poner todos los sentidos.
Relájate y siente la magia y la sensibilidad, es como la experiencia de un viaje hermoso, fascinante y gratuito para cualquier edad, alma o corazón.
Por tan alto valor paisajístico y geográfico ha merecido por la parte de la Unesco la declaración de Rerserva de la Biosfera.
Venid, conoced y disfrutad A TRAVES DE VUESTROS OJOS, estoy convencida de que a través de los móis ya habéis descubierto un valle fascinante: el Valle del Cidacos.

sábado, 31 de mayo de 2014

Bajo el sol de la Toscana

Hablar de la región más bella de Italia, es hablar de La Toscana, solo escuchar el nombre ya resulta tentador, seductor y mágico, todo ello sin nombrar todavía la auténtica maravilla de Florencia.
Tal es el caso que se conoce como el síndrome de Stendhal, descrito por primera vez por un escritor francés quien la padecio. El sindrome es una reacción ante la abrumadora belleza, es una "sobrecarga sensorial" de tanto arte, historia, cultura, en fin...la bella Florencia.
Los ánimos se recuperan tomando un buen vino toscano de la campiña de Chianti en cualquiera de sus bonitas y animadas terrazas y ya lo escribió Leonardo da Vinci - que allí donde hay buen vino hay mayor felicidad para los hombres - 

 
 
Se puede contemplar como cae el sol al atardecer, nunca he visto un espectáculo igual en la Piazzale Michelangelo, mirar el río Arno y la cúpula majestuosa de cobre de la Sinagoga, escuchar un aria de ópera en la plaza de la República, patear Florencia y cruzarla en cualquier dirección en nuestro cinquecento  de alquiler, lo que resulta ser un problema y una atracción divertidísima, encontrar un hueco para aparcar nuestro minúsculo coche, pero ahí estamos, entre callejuelas empedradas en un bonito barrio cerca del puente Vecchio o en las "puertas del paraíso", es decir, en el centro, ante el gran Duomo.
Reír, charlar, observar, ahí estamos, formando parte de los turistas quevse agolpan en las calles peatonales, descubriendo el mundo de afamados artistas, Miguel Angel Buonarroti, Tiziano, Botticelli... y comiendo un helado sentadas en la plaza de la Signoria, mientras esperamos el encuentro de una persona querida que aparece en bicicleta como tantos del lugar.
Toda Florencia eclipsa!!!!
Pero yo quiero contaros de un lugar de la Toscana, ya habrá  momentos para escribir de otros igualmente bellos. Hoy el espacio es para Cortona ¿.Habeís visto la película Bajo el sol de la Toscana? este es el sitio donde se rodó.
Cortona está situada sobre una pronunciada colina, donde confluyen los valles del Tíber y La Chiana construida sobre un contrafuerte del monte S. Egido. Se trata  de una ciudad fundada por los etruscos, pero por toda La Toscana, los pueblos en lo alto de las colinas fueron fundados por esta extraordinaria civilización, sepulcros y estatuas dan fe de ello.
Para mi el ideal característico de Cortona es el de una ciudad encantada y encantadora, sentí un fuerte vinculo con ese lugar, una estrecha afinidad en la que disfrutar y admirar es la mejor actividad vacacional.
Tras nuestras paradas habituales, llegamos en una luminosa mañana de mayo seducidas por otros pueblos y disfrutando del campo. Terrazas cultivas con viñedos, árboles frutales, amapolas en las cunetas de la carretera, olivares y esbeltos cipreses pronunciando tan típico paisaje toscano.
Una cuesta pronunciada nos prometía vistas estupendas y en la primera calle en una placita aparcamos il piccolo coche. Unos metros más adelante ante nuestros ojos se abrió una magnífica panorámica, el paisaje único del Valle del Chiana y la vista espectacular del Valdorcia.
 
 

Asomadas a ese fantástico balcón, sacamos nuestras compras, un riquísimo pan crujiente, salami toscano, prosciutto, formaggio, tomate, aceitunas, fruta y una botella de buen vino.
Conozco restaurantes más elegantes, pero os aseguro que este lo sitúo en una categoria muy especial. En ningún otro lugar comer al aire libre resulta tan mágico, asomadas en aquél encantador balcon mirando el lago Trasimero.
Cuando lleguen los últimos días de mi vida, todavia disfrutaré ese momento.
Tras la buena comida y los efectos deliciosos del vino, nos comimos unas galletitas de almendras que no recuerdo como se llaman, pero inolvidables al paladar, también majadas en un vino dulce... y la luz del sol de La Toscana nos fue acariciando la cara y el cuerpo, de la cabeza se encargó el vino, la panorámica es maravillosa y la paz idílica.
Nos acercamos a que nos estimulara un buen café en la plaza de la República, al lado del Palacio del Ayuntamiento. El resto de la tarde la dedicamos a disfrutar del encanto absoluto de sus calles, ir de compras por las pequeñas tiendas en las que venden ropas de primeras marcas con la elegancia italiana, mirar preciosas tiendas artesanales y ver trabajar la piel, calles silenciosas, perfumadas y floridas, la deliciosa armonía de la belleza del lugar, la placa que indica la casa de Tornasole "la de la peli" y la fuente en la Katherine de Bajo el Sol de la Toscana emula a Anita Ekberg soñando y bailando en La Dolce Vita, rincones que descubren la película y en los que resulta fascinante sentir ese episodio de mi vida.

 
Hablar italiano es sin duda un acercamiento a la gente, que aún sabiendo que eres extranjero, su auténtica generosidad imprime en el corazón ese buen caracter.
Os aseguro que es un buen destierro.
Hacia las afueras miraba aquella entrañable ciudad amurallada, sin dejarla ya sentía nostalgia. El atardecer nos concedió el sumo privilegio de disfrutar de una luz especial, definir su hora,mi hora, "la Mágica" y yo me sentía como Anita bailando en la fontana, pletórica de la alianza entre Cortona y mi corazón.
El lugar se iba haciendo pequeño a mis ojos y mis ojos cada vez más grandes para contarlo después de aquel día inolvidable BAJO EL SOL DE LA TOSCANA.

lunes, 26 de mayo de 2014

Haciendo amigos

La otra tarde tuve un encuentro afortunado cuando caminaba por la calle y debajo de aquellos soportales me resulto fácil encontrar la confianza, la sencillez y la naturalidad, de palabras bien dichas, solo para expresar que lo que escribo, le gusta mucho y le hace sentir bien.
Las personas llegamos unas a otras y en esos encuentros, aunque sean minutos, la página en blanco que teníamos ese día, te da alas para compartir y disfrutar la charla gratificante y gozosa como una inyección profesional, igual que una bebida energética que hace una relación más cercana.
Hoy dedico estas líneas en palabras de gratitud, a todos los que me dáis esa clase de halago, con la alegría de que disfrutéis de mis letras en este blog y por pedirme que siga haciéndolo hasta haciendo poesía de los episodios que escribo.
El mérito es vuestro, porque a tavés de vuestra generosidad alimento mi esencia y mi ánimo.
Todos vosotros que me leéis, viajáis A TRAVÉS DE MIS OJOS, pero hoy, yo viajo a tavés de vuestras palabras con el más absoluto cariño.
El viaje hoy es más corto y no por eso menos intenso.
Gracias por vuestro afecto, hoy lo que digo, pienso y siento, es para vosotros,AMIGOS de mi blog.
Hoy mi ilusión A TRAVÉS de mucho corazón.


jueves, 24 de abril de 2014

Zamora: Belleza, Solemnidad y Ritos

Cuando alguien habla de Zamora, siempre habla de la Semana Santa. Yo la he visitado unos días de estos y de entrada puede catalogarse como ideal, tierra hospitalaria, hermosos municipios por toda la provincia y tantas joyas culturales, artísticas, naturales, su Semana Santa y por supuesto sus celebraciones que calan hondo en los que la visitamos, es justo que proclame y haga honor a ser una de las ciudades primeras en recibir el reconocimiento de Interés Turístico Internacional.
Ruta de la plata, también conocida como ciudad del románico por su cantidad de monumentos.
Pasear por sus calles es disfrutar del extenso arte y arquitectura, incluida la bella catedral, que posee como elemento más característicos el cimborrio.
La muralla, el castillo, el Ayuntamiento viejo, la puerta de Doña Urraca, en fin...la huella de un pasado de pintores, arquitectos, escritores, plateros y tantos artistas que  han plasmado la sobriedad de la cultura castellana, que han esculpido tradiciones, rituales, creencias y costumbres.
Para mi La Magdalena fue una de las iglesias románicas  que mayor emoción me produjo, el ábside, el sepulcro interior, la portada y sus bonitas ventanas abocinadas, sin duda una joya.
A cada paso una plaza con bancos de piedra y cuidados jardines con coloridos pensamientos, a cada mirada hacia el cielo, los nidos de cigüeñas que coronan las torres o las espadañas de especial belleza y sencillez...

 
Zamora tiene corazón, el río Duero, su puente de piedra tiene dieciseis arcos, el entorno con sus álamos verdes garantiza un bonito paseo y en el crepúsculo de la tarde, las arcadas del río se reflejan en el agua haciéndonos gozar a los amantes de "La hora Mágica".

 
 
La primera procesión que vimos fue la del Viernes de Dolores, la de la Hermandad Penitencial del Stmo. Cristo del Espíritu Santo, las luces se apagan y queda la luz tenue de los faroles, las caras escondidas tras las cogullas, las sandalias sobre la piedra o los pies descalzos, el olor a incienso y una melodía gregoriana en la solemnidad de la noche... Jerusalem, Jerusalem. Fue un cuadro de Zurbarán el que dio la clave a la Buena Muerte para determinar su hábito nunca visto. Sin duda nos encanto el "Christus Factus Est" en la plaza de la catedral y aquella visión de la ciudad de raíces históricas bajo ese halo medieval, el hechizo y el silencio y como no, el gran asombro de la costumbre de comer pipas los que visitan cada procesión.

 
El paso de Jesús Luz y Vida, abre sus brazos el Sábado de Dolores, recorre el trazado más bello de la ciudad,de la catedral al cementerio, siguiendo la pendiente de las calles que buscan el Duero y su puente de piedra, entre cantos gregorianos y bandas de música. Tuvimos la suerte de gozar de la hospitalidad del Hermano Mayor de este paso y de la florista que adornaba las andas para que lo porten 45 personas y compartimos con ellos unos momentos de conversación y emoción, gracias a extraordinarias personas como estas se cumple con Fé la solemnidad de los rituales.
Hay un punto álgido en la Semana Santa Zamorana y es la procesión de Las Capas Pardas, cada Miercoles Santo con su cortejo de faroles en la noche y el estruendo de las matracas.Otros como el ritual de Miserere, El juramento del Silencio, El baile del Cinco de Copas y la alegría del Domingo de Pascua en la Plaza Mayor.
A tan solo 1 km se encuentra el Parque Natural Arribes del Duero, la estación biológica Internacional que esta situada junto a la ciudad de Miranda do Douro en la frontera con Zamora. El recorrido en barco se disfruta de un entorno natural privilegiado, la educación ambiental y la conservación de los ecosistemas acuáticos. Tuvimos un día de sol magnífico y os invito a que si cabe la posibilidad no dejeis de disfrutar de este escenario natural en en entorno muy bonito. Enebros, encinas, fresnos, cigueña negra, milano negro, agula real, nutria, es parte de la flora y la fauna que se puede disfrutar.

 
Pasamos un día en Toro, es una ciudad muy conocida por su vino pero famosa por su belleza e historia. Nada más llegar nos encontramos el Arco de la Corredera y ya nos trasladamos en el tiempo hacia la belleza medieval. Recorrimos el lugar caminando y disfrutando de su potente vino y su gastronomía, del centro histórico con sus casas medievales y otros estilos artísticos que tengo el lujo de conocer y disfrutar de los conocimientos de mi amiga y viajera tan sabedora y amante de arte e historia.
Sin duda nos encantó este lugar que vio nacer a Juan II de Castilla, padre de Isabel de Castilla.
Al igual que es muy recomendable visitar Tordesillas en la provincia de Valladolid y ver la casa  en la que se firmo el tratado de partición oceánica.Esta declarado conjunto histórico y se pueden visitar los lugares que durante siglos recorrieron los monarcas castellanos Isabel la Católica y Fernando.
Sentada en la Plaza Mayor, imagino la cabalgadura de tantos guerreros y reyes y los rumores distantes de aquella lengua antigua.
Campos verdes, trigales, avenas, pinares, robles y encinas, Castilla de un sol apacible, tierra que nunca termina y en la que hemos sentido los días de su Fe, su hospitalidad, su hermosura y espiritualidad.
Gracias por el conglomerado de sensaciones que sin duda los que hos hemos visitado lo recordaremos.
Como dijo Antonio Machado, La hermosura tierra de España, adusta, fina y guerrera Castilla....
Espero que lo vivaís A TRAVÉS DE MIS OJOS!!