CARCASONNE “UNA CIUDAD DE CUENTO”
Carcasonne,
al sur de Francia, es una preciosa ciudad fortificada, con rincones inalterados
por el tiempo, la ciudad de los cátaros, Patrimonio de la Humanidad por la
Unesco, y el lugar donde pasaremos unos días conociendo como se vivía durante
uno de los periodos de la Edad Media.
Hicimos
nuestro viaje en coche, entrando en Francia por Irún y lo terminamos saliendo
por La Junquera, hasta Rosas, Ampuria Brava, Cadaqués y Tossa de Mar.
Continuando en dirección noroeste hicimos parada en una estación de servicio,
habitual en nuestras rutas, café y comprar música, para que la experiencia de
viajar haga ameno nuestro itinerario y con ella permitirnos admirar el paisaje
en estos tramos tan bellos del norte.
TOULOUSE, primera parada en tierra francesa.
Es fácil entender porqué la llaman
la “Ciudad Rosa” es por el color dominante en los edificios antiguos hechos con
ladrillos vistos y eso la hace un tanto pintoresca. El Canal de Midi, es una
ría navegable, une el río Garona en Toulouse con el mar Mediterráneo y se
construyó para unir el Atlántico con el Mediterráneo. En barco, en bicicleta, paseando, es un viaje
precioso a través del Languedoc y un lugar dónde degustar los vinos franceses
de esta región.
El
hotel era encantador, un edificio rodeado de hiedras y jardines. Sencillamente
elegante en sus decorados interiores, la chimenea del salón bar, el comedor
afrancesado, el pasillo alfombrado y aquella habitación con esa terraza a ese
fabuloso jardín pletórico de rosas tan bien cuidadas. Si la ciudad era de
cuento, despertar ahí cada mañana era estar en un plácido sueño, como sumergida
en un aura romántica paseando por el jardín de la terraza.
Carcasonne
era un viaje que nos suponía como un regreso al pasado, era como aquel
Exin-castillo que montaba por piezas mi primo de pequeño, un escenario de
novela en el que imaginábamos batallas medievales, viajar en el tiempo por el
Paseo de las Lizas con 52 torres de las dos murallas cruzadas, campañas
militares para poner fin a la herejía cátara, objeto de persecución sangrienta
que acabó con ella, la iglesia de los “bons hommes” considerada herética.
La
entrada principal a la Cité es por la barbacana de San Luis, entramos en la
ciudad amurallada a través del puente levadizo en la puerta Narbonesa salvando
el profundo paso. La calle de Cros-Mayneville nos encantó, cruza la ciudad y
conduce hasta el Castillo Comtal. Está llena de tiendas típicas de la región,
telas, chocolates, lavanda, artesanía…y siguiendo nuestros pasos descubrimos la
Plaza Marcou. Todo son pequeños restaurantes y terrazas en un marco que te
transporta a un mundo que ya sólo constaba en nuestra animación de dibujos
infantiles y que ahora visualizábamos encantadas y sumidas en nuestro propio
cuento. Nos sentamos en una terraza para tomarnos un vino francés, excelentes
en esta zona y seguir la curiosidad de ver y disfrutar este especial lugar.
Agradecimos las cuatro gotas de agua primaveral que nos refugiaron en el bar
tan típico ideado al ejemplo de la época, porque allí conocimos a Philip y
François y la tarde nos mantuvo ocupadas explicando que éramos riojanas y no de
Barcelona y el elemento principal, el vino nos dio mucho juego…
Cada
mañana después de nuestro desayuno en aquel acogedor hotel y nuestra bonita
mesa adornada con flores frescas, cogíamos el coche para conocer los
alrededores y salir de la citté, ya en carretera nos hipnotizaba la magnífica
posición panorámica de ese lugar tan pintoresco.
MINERVE:
es uno de los pueblos medievales más bellos de Francia clasificado con el sello
de calidad. Nos llaman la atención
aquellas profundas gargantas por donde pasa el rio, barrancos, rocas
calcáreas y cuevas refugio principal de los cátaros. En esta región se dice que
se desarrolló el primer viñedo galo.
Otro
lugar de merecidísima visita fue el Claustro de la abadía de Saint Papoul y
mientras recorríamos esas cortas distancias diarias, la primavera nos daba la
bienvenida a esas tierras con cunetas plagadas de amapolas y a ambos lados de
la carretera los típicos y refinados chateaux representando la clara huellas
del lugar…
Alet
les Bains, Gorges de L’ Orbieu, sitios de belleza natural, las esclusas para
ver pasar los barcos por el Canal de Midi, todo surge en un ambiente activo y
diverso como en el tiempo de los cátaros.
Limoux,
es un bonito lugar y su carnaval es el más largo del mundo y siguen tradiciones
que datan de 400 años, Limoux tiene
reputación por su vino espumoso, el más antiguo de Francia y como anécdota, los
lugareños nos contaron que fue robado por Dom Perignon, que llegó a crear el
champagne. Por eso dicen que es sustituto del champagne de muy alta calidad.
Siento no poder trasmitiros esta delicia
A TRAVES DE MIS OJOS pero os recomiendo beberlo. Y por cierto el
carnaval comienza el 15 de enero y dura diez fines de semana.
Las
fotografías de la tarde en Carcasonne son preciosas, paseando por el
impresionante Puente Viejo, es de piedra de doce arcos y forma parte del Camino
de Santiago en Francia.
Dejando
atrás el país de los cátaros llegamos a Narbona que hasta el fin del imperio
romano fue una de la ciudades más importantes de la Galia que permitía enlazar
Italia y España.
Os aconsejo esta ruta turística y monumental, un lugar hermosos con unos paisajes de cuento: castillos, viñedos y pueble medievales. La belleza siempre es un buen escenario y yo os lo trasmito en otro viaje como de otro tiempo A TRAVES DE MIS OJOS